El niño con el pijama de rayas

Este verano, una amiga nos comentó emocionada que se había leído en una tarde un libro fantástico, El niño con el pijama de rayas, dijo que se titulaba. La novela en cuestión se la habían leído su madre, su abuela y ella, y a las tres les había causado sensación. En cuanto a mí, de entrada el título me sonó un poco raro, pero como lectora compulsiva que soy intenté retenerlo para leerlo más adelante, algo que no sucedió... Sin embargo, el destino quería que el libro cayera en mis manos y cuando volví al trabajo, ahí estaba El niño con el pijama de rayas... Mi jefa les había dejado el libro a mis compis porque había funcionado muy bien en los medios y tenía interés en averiguar por qué. Mi respuesta, se trata de un libro corto, de fácil lectura (lo que le hace ideal para leer en la playa o en la piscina y así desconectar), original y dentro de su sencillez tiene un punto que te hace reflexionar.

John Boyne ha escrito sobre el holocausto, pero no como se trataría en una novela histórica al uso, sino desde el punto de vista de Bruno, un niño de 9 años, que con una absoluta sencillez nos va desvelando lo que sucede a su alrededor, nos da detalles que hacen que nos demos cuenta del periodo histórico en el que transcurre su vida y nos muestra cómo se ven las cosas a través de los ojos de un niño. A lo largo de la narración vas viendo como Bruno simplifica incluso los hechos más duros, la pureza sus pensamientos.

No quiero desvelar nada más sobre su argumento, creo que es un libro que merece la pena leer sin saber mucho sobre su contenido, pues se disfruta descubriendo cada detalle, aunque lo que ocurre puede ponerte la piel de gallina.

En definitiva, no me extraña que El niño con el pijama de rayas se haya convertido en uno de los libros del verano y se haya colado, junto con la última aventura de Harry Potter, en las listas de los más vendidos. Yo no dejaría pasar la oportunidad de leerlo.