lunes, 3 de diciembre de 2007

La reina de la casa


Hoy he descubierto un nuevo blog en la web de 20 minutos:En busca de una segunda oportunidad, un blog en el que, como dice su creadora, "los protagonistas son esos perros y gatos maltratados por la vida que buscan y merecen una segunda oportunidad". Por supuesto me ha parecido una idea loable.

Esto ha hecho que vuelva a mi cabeza la idea de colaborar o ayudar de alguna forma a esas asociaciones que luchan por estos animales de compañía para que encuentren un hogar y tengan una existencia digna. Aún no sé como lo haré, pero de una u otra forma tengo que formar parte de ese círculo y es que cada vez que miro a los ojos a mi cachorra, me pregunto cómo alguien es capaz de maltratar o abandonar a un ser tan maravilloso, a ese fiel compañero que llora porque no estás con él... No puedo entenderlo, lo que pienso es que esas personas son malas, malas de verdad, en mi opinión todo aquél capaz de maltratar a un niño, un animal o un anciano no tiene corazón, pues no hay seres más indefensos que estos.

La gente no sabe lo que es tener un animal, creen que es un juguete y como tal cuando no les sirve lo tiran a la basura. Y no es así, un animal conlleva responsabilidades. El otro día, no recuerdo en que programa de radio, escuché a un experto decir que la gente que quiera tener un perro debería planteárselo igual que se plantea el tener un hijo, y es cierto, pues es un ser que te necesitará y dependerá de ti toda su vida. Mi chico y yo lo hicimos, nos lo planteamos prácticamente igual. Llevábamos un año y pico en Madrid, yo no lo estaba pasando bien, echaba de menos a mi familia, mi perra y mis amigos, me sentía muy sola y no hacía más que decirle que quería un perro. El 3 de mayo de 2007, mi chico me sentó en el sofá y me dijo que quería hacerme un regalo para conmemorar que en un año nos casábamos, me dijo que quería regalarme un perro pero que lo teníamos que pensar bien, que teníamos que estar seguros... No me pude poner poner más contenta, pero le dije que ya no podríamos pasar todo el día fuera de casa, viajar como antes, tendríamos que sacarla a sus horas lloviera o no etc. Un montón de cosas que aceptamos encantados, pero siendo conscientes de que nos iba a cambiar la vida. El 5 de mayo llegó Duna a casa, ha cambiado mi vida y ni siquiera ella es consciente de lo feliz que me ha hecho. Me encanta tirarme con ella en el sillón, ver como se enrosca en mis piernas para dormir, estar los tres tirados en el sofá viendo la tele... y es que ahora en casa somos tres.

Un deseo que pido para esta Navidad es que, por favor, los padres no regalen perros a sus hijos si no están preparados para asumir esa gran responsabilidad, no son juguetes que luego pueden llevar a la gasolinera y abandonarlos, tienen sentimientos y nada ni nadie se merece ser tratado así.





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1 comentario:

Melisa dijo...

Muchas gracias Pandora. Yo tampoco entiendo como la gente es capaz de hacer daño a un animal, pero tras años viéndolo catalogo a los que maltratan a los animales en ignorantes y malvados. A veces son las dos cosas.